jueves, 9 de junio de 2016

Homilía del Papa: Jesús enseña un sano realismo


Querer “esto o nada” no es católico, es “herético”. Fue la admonición de Francisco en su homilía de la Misa de la mañana celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta, que estuvo centrada en el “sano realismo” que el Señor ha enseñado a sus discípulos. El Papa se refirió al mal que los hombres de Iglesia causan al pueblo de Dios cuando hacen lo contrario de lo que dicen. Y exhortó a liberarse de un idealismo rígido que no nos permite reconciliaros entre nosotros.
“Su justicia debe superar a la de los escribas y fariseos”. El Papa Francisco se inspiró en esta exhortación de Jesús, según el Evangelio del día, para detenerse en la importancia del realismo cristiano. El Pontífice afirmó que el pueblo estaba “un poco disperso” porque “los que enseñaban la ley no eran coherentes” en su “testimonio de vida”. Por tanto, Jesús pide que se supere esto de “ir hacia arriba”.
Insultar al hermano es como dar una bofetada a su alma
“Esto – dijo el Papa – hace bien oírlo en este tiempo, en el que estamos tan acostumbrados a calificativos y tenemos un vocabulario tan creativo para insultar a los demás”. Y esto “es pecado” – dijo el Santo Padre –, “es matar, porque es dar una bofetada al alma del hermano”, a su “dignidad”. Y con amarga ironía – añadió – frecuentemente decimos tantas malas palabas, “con mucha caridad, pero se las decimos a los demás”.
El Obispo de Roma reafirmó que un hombre de Iglesia que hace lo contrario de lo que dice Jesús escandaliza, y añadió que a “este pueblo desorientado” le pide que mire “hacia arriba” y vaya “adelante”. Si bien no dejó de destacar cuánto mal hace al pueblo el contra-testimonio de los cristianos:
“Cuántas veces nosotros en la Iglesia escuchamos estas cosas: ¡cuántas veces! ‘Pero, aquel sacerdote, aquel hombre, aquella mujer de la Acción Católica, aquel obispo, aquel Papa, nos dicen: ‘¡Deben hacer así!’, y él hace lo contrario. Ese es el escándalo que hiere al pueblo y no deja que el pueblo de Dios crezca, que vaya adelante. No libera. También este pueblo había visto la rigidez de estos escribas y fariseos e incluso cuando venía un profeta que les daba a ellos un poco de alegría lo perseguían y hasta lo amenazaban: no había lugar para los profetas allí. Y Jesús dice a los fariseos: ‘Ustedes han matado a los profetas, han perseguido a los profetas: aquellos que traían el aire nuevo’”.
Seguir el sano realismo de la Iglesia, no a idealismos ni rigidez
“La generosidad, la santidad”, que nos pide Jesús, “es salir pero siempre, siempre hacia arriba. Salir hacia arriba”. Esta – dijo el Santo Padre – es la “liberación” de la “rigidez de la ley y también de los idealismos que no nos hacen bien”. Jesús – comentó el Papa – “nos conoce bien”, “conoce nuestra naturaleza”. Nos exhorta, por tanto, a ponernos de acuerdo cuando tenemos un contraste con el otro. “Jesús – prosiguió – nos enseña también un sano realismo”. “Tantas veces – añadió – no se puede llevar a la perfección, pero al menos hagan lo que puedan, pónganse de acuerdo”:
“Este sano realismo de la Iglesia católica: la Iglesia católica jamás enseña ‘o esto, o esto’. Eso no es católico. La Iglesia dice: ‘Esto y esto’. ‘Haz lo perfecto: reconcíliate con tu hermano. No insultarlo. Ámalo. Pero si hay algún problema, al menos ponte de acuerdo, para que no estalle la guerra’. Este sano realismo del catolicismo. No es católico ‘o esto, o nada’: eso no es católico. Eso es herético. Jesús siempre sabe caminar con nosotros, nos da el ideal, nos acompaña hacia el ideal, nos libera de este enjaularse de la rigidez de la ley y nos dice: ‘Pero, hagan hasta el punto que puedan hacer’. Y él nos entiende bien. Este es nuestro Señor, esto es lo que nos enseña a nosotros”.
Reconciliarse entre nosotros, es la “santidad pequeñita” del negociado
El Señor también nos pide que no seamos hipócritas, que no vayamos a alabar a Dios con la misma lengua con la que se insulta al hermano. “Hagan lo que puedan”, añadió, “es la exhortación de Jesús”, “al menos eviten la guerra entre ustedes, pónganse de acuerdo”:
“Y me permito decirles esta palabra que parece un poco extraña: es la santidad pequeñita de la negociación. ‘Pero, no puedo todo, pero quiero hacer todo, me pongo de acuerdo contigo, al menos no nos insultamos, no hacemos la guerra y vivamos todos en paz’. ¡Jesús es grande! Nos libera de todas nuestras miserias. Incluso de aquel idealismo que no es católico. Pidamos al Señor que nos enseñe, primero, a salir de toda rigidez, pero salir hacia arriba, para poder adorar y alabar a Dios; que nos enseñe a reconciliarnos entre nosotros; y también que nos enseñe a ponernos de acuerdo hasta el punto de que nosotros podamos hacerlo”.

Fuente: Radio Vaticano
Articulo publicado por: Daniel Da Costa

domingo, 22 de mayo de 2016

El sacerdote que acoge a enfermos y es padre adoptivo Aldo Trento practica la “cariñoterapia” recomendada por Francisco


Lidia tenía que irse. Había superado el límite de edad. Ya no podía continuar en casa. “Ella  es mi hija de corazón. La encontré en la Colonia Andrés Barbero en el interior del país. Vivía en una choza con sus parientes”, recuerda el misionero Italiano Aldo Trento, quien desde hace 20 años recoge a cuanto ser humano encuentre en las calles.
En su corazón guarda las huellas de haber sido violada cuando tenía 16 años por su tío. Ella quedó embarazada. Cuenta el sacerdote que la joven autista al cumplir la mayoría de edad, según el reglamento de la Casa de la Divina Providencia San Ricardo Pampuri, debía abandonar el hogar. Realidad insostenible. “Fue entonces cuando tuve que tomar la decisión de convertirme en padre de la menor, así me lo pidió el juzgado de menores y así lo hice”, confesó el misionero para Aleteia.
El reto de ser doblemente Padre
“Aún no comprendo la contradicción que habita en el corazón de quienes son padres y pueden dar vida. Y de aquellos que se sienten dueños de la vida de sus hijos y deciden quitársela. Ser padres no coincide con traer al mundo a un hijo, amar es un don, tiene que ver más bien con comunicar la misma existencia, el destino de la vida”, manifestó Aldo.
“¡En nuestra casa la belleza es la cúspide de la caridad!, en el rostro de cada uno de los enfermos descubrimos una gracia especial. Lidia ha logrado superar toda dificultad se desplaza sin ayuda hasta su cama y al baño, puede moverse en la silla de ruedas”, prosigue.
“Todo gracias a la “cariñoterapia” que recibe como diría el Papa Francisco”, sonríe el sacerdote, miembro de la Fraternidad San Carlos Borromeo del Movimiento Comunión y Liberación.
Llegado el momento del parto Lidia dio a luz a un lindo niño. El pequeño nació con problemas. El tribunal de menores permitió que fuera adoptado por una familia italiana. Hasta ahora está respondiendo en forma positiva a la rehabilitación que sigue en ese país.
“Aldo cautivó mi corazón”
“No sólo me he convertido en tutor de Lidia, sino que también soy papá adoptivo de Aldo, un niño a quien por su contextura lo hemos registrado con 10 años. Apareció ante mis ojos en la calle estaba sentado en una horrorosa silla y pedía limosna sus “seudopadres” lo utilizaban de ese modo”, indicó.
“Quedé muy angustiado ese día porque no pude llevarlo conmigo. Aldo tiene el cuerpo pequeño y la cabeza muy grande. El tiene hidrocefalia. Luego de unos meses lo trajeron a la casa. La jueza de menores me pide adoptarlo. Accedí de inmediato. Pensando que era Jesús quien me llamaba para acoger a otro Jesús, dije inmediatamente que sí. Le puse mi nombre y apellido, Aldo Trento”, expresó.
“Así, ahora soy, según la ley de los hombres, padre adoptivo de Aldo y tutor de Lidia”, expresó.
Conviviendo con el rostro de Jesús
“Cada día aprendo a ver a Dios en los más pequeños pobres y enfermos”. El sacerdote ha logrado instituir desde una escuela, un banco de alimentos, un establecimiento de donantes de sangre, hasta una granja para enfermos de SIDA durante los 12 años de creación que cumple la fundación San Rafael Trento en el mes de mayo.
´”Muchos de los que ya no están bajo su cuidado emprendieron el camino hacia la muerte, “muy contentos de haber llegado a esta casa donde conocieron a Jesús. Para ellos su enfermedad era la puerta hacia Jesús, en su lecho de muerte muchos me decían: ‘doy gracias a esta enfermedad porque me ha permitido encontrar a Jesús’”, cuenta el sacerdote.
“Seguir el camino que nos lleva a la cruz de Cristo es lo más importante, el servir a los niños con enfermedades terminales es la mejor prueba de que llevamos los clavos de Cristo en nuestro cuerpo”, es la única forma de decirle al otro ¡ánimo!.
La fundación San Rafael
Como fruto de la pasión por Cristo y de la mano del Padre Aldo nace la fundación San Rafael Trento, una obra de caridad que el Padre Trento alcanzó luego de sentir los brazos de Jesús abrazándolo, cuando cayó en una grave depresión.
Desde entonces las obras de caridad no han parado, la Providencia sigue moviendo el corazón de este misionero para atender las exigencias fundamentales de salud, educación, alimentación y formación humana y espiritual.
Los enfermos terminales son acogidos en los 8 establecimientos que agrupa esta fundación. Niños, ancianos enfermos y en situación de vulnerabilidad son acogidos. En cada uno de estas casas de acogida se brinda educación escolar básica.

Fuente: Aleteia.org
Articulo publicado por: Daniel Da Costa

miércoles, 18 de mayo de 2016

¡Ignorar al pobre y al prójimo es despreciar a Dios! Papa Francisco

Papa Francisco advierte: ¡Ignorar al pobre y al prójimo es despreciar a Dios!


El Papa saluda a los fieles durante la Audiencia General. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa

VATICANO, 18 May. 16 / 04:16 am (ACI).- Los pobres centraron lacatequesis del Papa Francisco de la Audiencia General de esta semana, en la que reflexionó sobre la parábola del hombre rico y del pobre Lázaro.
“¡Ignorar al pobre es despreciar a Dios! ¡Y esto debemos aprenderlo bien: ignorar al pobre es despreciar a Dios!”, pidió el Papa.
Francisco comentó que “la vida de estas dos personas parece discurrir en dos caminos paralelos: sus condiciones de vida son opuestas y del todo no comunicantes. La puerta de la casa del rico está siempre cerrada al pobre, que yace allí fuera, buscando comer alguna sobra de la mesa del rico”.
El rico “lleva vestidos de lujo, mientras que Lázaro está cubierto de llagas; el rico cada día banquetea alegremente, mientras Lázaro muere de hambre. Solo los perros se ocupan de él, y vienen a lamer sus llagas”.
El Papa expresó que “Lázaro represente bien el grito silencioso de los pobres de todos los tiempos y de la contradicción de un mundo en el que inmensas riquezas y recursos están en manos de pocos”.
“Jesús dice que un día ese hombre rico murió, los pobres y los ricos mueren, tienen el mismo destino, todos nosotros, sin excepción, y entonces se dirigió a Abraham suplicándole con el apelativo de ‘padre’. Reivindica así ser su hijo, pertenecer al pueblo de Dios”.
Pero, “en vida no ha mostrado ninguna consideración hacia Dios, es más, ha hecho de sí mismo el centro de todo, cerrado en su mundo de lujo y de derroche. Excluyendo a Lázaro, no ha tenido en cuenta al Señor ni a su ley”, señaló.
Francisco hizo notar que en la parábola el rico no tiene nombre, “mientras que del pobre se dice cinco veces que se llama Lázaro que significa ‘Dios ayuda’”. “Lázaro, que yace frente a la puerta, es un reclamo viviente al rico para recordarse de Dios, pero el rico no acoge tal reclamo. Será por tanto condenado no por sus riquezas, sino por haber sido incapaz de sentir compasión por Lázaro y de socorrerlo”.
La última parte de la parábola cuenta que ocurrió después de que murieran. “El pobre Lázaro es llevado por los ángeles al cielo ante Abraham, el rico, al contrario, es precipitado a los tormentos”.
El rico alzó la vista y vio a Lázaro junto a Abraham y los ángeles y le pidió ayuda “mientras que en vida hacía como que no le veía”.
“Cuántas veces tanta gente hace como que no ve a los pobres… para ellos los pobres no existen”, pensó el Papa.
“Abraham en persona ofrece la clave de todo el relato: él explica que buenos y malos han sido distribuidos para compensar la injusticia terrena, y la puerta que separaba en vida al rico del pobre, si ha transformado en un gran abismo”.
"Hasta que Lázaro estuvo bajo su casa –prosiguió- para el rico existía posibilidad de salvación, abrir la puerta y ayudar a Lázaro, pero ahora que ambos han muerto, la situación es irreparable”.
El Pontífice advirtió que “la misericordia de Dios hacia nosotros está unida a nuestra misericordia hacia el prójimo. Cuando falta esta, tampoco ella encuentra espacio en nuestro corazón cerrado, no puede entrar”.
“Si yo no abro la puerta de mi corazón al pobre, esa puerta queda cerrada, y también para Dios. ¡Esto es terrible!”
El Santo Padre finalizó su catequesis afirmando que “ningún mensajero y ningún mensaje podrán sustituir a los pobres que encontramos en el camino, porque en ellos viene a nuestro encuentro Jesús mismo”.
Fuente: AciPrensa 
Publicado por: O.Revette 18.05.2015 1:33pm
Pastoral de Comunicación Social y Medios SCB

martes, 19 de abril de 2016

Origen de La Solemnidad del Corpus Christi

El milagro eucarístico con el que se instituyó la Solemnidad del Corpus Christi



REDACCIÓN CENTRAL, 04 Jun. 15 / 04:27 pm (ACI).- La Catedral de Orvieto en Italia custodia uno de los milagros Eucarísticos más importantes en la historia de la Iglesia y que motivó al Papa Urbano IV a instituir la Solemnidad del Corpus Christi.
A mediados del siglo XIII el P. Pedro de Praga dudaba sobre la presencia de Cristo en la Eucaristía y realizó una peregrinación a Roma para rogar sobre la tumba de San Pedro una gracia de fe.
A su regreso, mientras celebraba la Santa Misa en Bolsena, en la cripta de Santa Cristina, la Sagrada Hostia sangró manchando el corporal con la preciosísima sangre.
La noticia llegó rápidamente al Papa Urbano IV, que se encontraba muy cerca en Orvieto, y mandó que se le lleve el corporal. La venerada reliquia fue llevada en procesión y se dice que el Pontífice, al ver el milagro, se arrodilló frente al corporal y luego se lo mostró a la población.
Más adelante el Santo Padre publicó la bula “Transiturus”, con la que ordenó que se celebrara la Solemnidad del Corpus Christi en toda la Iglesia el jueves después del domingo de la Santísima Trinidad.
Asimismo, el Papa Urbano IV encomendó a Santo Tomás de Aquino la preparación de un oficio litúrgico para la fiesta y la composición de himnos, que se entonan hasta el día de hoy: Tantum Ergo, Lauda Sion.
La santa reliquia se conserva en la Catedral de Orvieto y se puede apreciar en una capilla edificada en honor a este milagro Eucarístico. El corporal sale en procesión cada año durante la Fiesta del Corpus Christi y preside las celebraciones Eucarísticas en la Catedral.
San Juan Pablo II, durante su visita a la Catedral de Orvieto en 1990, señaló que “Jesús se ha convertido en nuestro alimento espiritual para proclamar la soberana dignidad del hombre, para reivindicar sus derechos y sus justas exigencias, para transmitirle el secreto de la victoria definitiva sobre el mal y la comunión eterna con Dios”.
Fuente: AciPrensa 
Publicado por: O.Revette 19.04.2016 6:51am 
Pastoral de Comunicacion Social y Medios SCB

sábado, 5 de marzo de 2016

El sacerdote confesor es también un pecador pero la absolución es real, recuerda el Papa Francisco

El sacerdote confesor es también un pecador pero la absolución es real, recuerda el Papa Francisco


Una joven se confiesa. Foto: Walter Sánchez Silva / ACI Prensa

VATICANO, 04 Mar. 16 / 07:57 am (ACI).- El Papa Francisco recibió esta mañana en audiencia a los participantes del Curso anual sobre el “Foro Interno” promovido por la Penitenciaría Apostólica de la Santa Sede, a quienes les habló de la importancia del Sacramento de la Reconciliación, recordó que son pecadores y les aconsejó sobre cómo tratar a los penitentes.
El curso pretende ayudar a los sacerdotes recién ordenados y a los seminaristas que lo harán próximamente a formarse adecuadamente para administrar bien el Sacramento de la Reconciliación.
“El confesor es, él mismo, un pecador, un hombre siempre necesitado de perdón” y debe tener siempre una actitud de “fe humilde y generosa, teniendo como único deseo que todo fiel pueda experimentar el amor del Padre”.
El Pontífice también explicó que el fiel arrepentido, después de recibir la absolución del sacerdote, “tiene la certeza, por fe, de que sus pecados no existen más, han sido borrados por la divina misericordia”.
Así, “cada absolución es, de cierta manera, un jubileo del corazón, que alegra no solo al fiel y a laIglesia, sino sobre todo a Dios mismo”.
De nuevo, el Papa hizo hincapié en la importancia de que el sacerdote sea “un canal de alegría” y de que el fiel, después de haber recibido el perdón, no se sienta más oprimido por las culpas, y pueda mostrar la obra de Dios que lo ha liberado”.
Francisco denunció que la actualidad está “marcada por el individualismo” y es necesario estar junto a las personas. “Comporta la obligación todavía mayor de coherencia evangélica y de benevolencia paterna”, dijo. 
“La celebración de este Sacramento requiere en efecto una adecuada y actualizada preparación para que cuantos se acerquen puedan tocar con la mano la grandeza de la misericordia, fuente de verdadera paz interior”.
Francisco señaló que “la misericordia, antes que ser una actitud o una virtud humana, es la elección definitiva de Dios a favor de todo ser humano para su eterna salvación”. Se trata de “una elección sellada con la sangre del Hijo de Dios”.
El Santo Padre recordó que “la posibilidad del perdón está de verdad abierta a todos, está abierta de par en par, como la más grande de las puertas santas”, para que coincida con el corazón mismo del Padre, que ama y atiende a todos sus hijos, de modo particular a aquellos que se han equivocado y que se han alejado”.
La misericordia puede llegar de diferentes formas, según el Papa. “A través de la apertura de una conciencia sincera; por medio de la lectura de la Palabra de Dios que convierte el corazón; mediante un encuentro con una hermana o un hermano misericordioso; en las experiencias de lavida que hablan de heridas, de pecado, de perdón y de misericordia”.
A su vez, Francisco explicó que gracias a Jesús se puede pasar de la esperanza a la certeza de sentirse perdonado y dio algunos consejos sobre la actitud que debe tener un sacerdote cuando confiesa.
“Debemos siempre recordar que somos instrumentos de la misericordia de Dios para ellos, entonces, estemos atentos a no poner obstáculo a este donde de salvación”.



Fuente: AciPrensa
Publicado por: O.Revette 05.03.2016 4:12am
Pastoral de Comunicación Social y Medios SanCarlosBorromeo

Cuidado con el efecto del pecado que ciega al hombre, advierte el Papa Francisco

Cuidado con el efecto del pecado que ciega al hombre, advierte el Papa Francisco


Papa Francisco durante Misa en la Basílica de San Pedro / Foto: Daniel Ibáñez (ACI Prensa)

VATICANO, 04 Mar. 16 / 04:17 pm (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Francisco presidió esta tarde la Misa y celebración Penitencial en la Basílica de San Pedro con ocasión de la jornada “24 horas con el Señor”, donde invitó a los fieles a acercarse al sacramento de la Confesión y así dejar atrás la ceguera del espíritu “que impide ver lo esencial” y “fijar la mirada en el amor que da la vida”.
“El pecado también tiene este efecto: nos empobrece y aísla”. “Es una ceguera del espíritu, que impide ver lo esencial, fijar la mirada en el amor que da la vida; y lleva poco a poco a detenerse en lo superficial, hasta hacernos insensibles ante los demás y ante el bien”, dijo el Papa.
Francisco reconoció que “la presencia cercana de Jesús permite sentir que, lejos de él, nos falta algo importante. Nos hace sentir necesitados de salvación, y esto es el inicio de la curación del corazón. Luego, cuando el deseo de ser curados se hace audaz, lleva a la oración, a gritar ayuda con fuerza e insistencia, como hace Bartimeo”, dijo el Papa en su homilía en referencia al Evangelio proclamado en la liturgia.
Este Evangelio narra la historia del ciego Bartimeo y cómo Jesús le cura después de gritarle pidiéndole ayuda. “Cada uno de nosotros se encuentra en la situación de Bartimeo”, dijo Francisco.
“Su ceguera lo había llevado a la pobreza y a vivir en las afueras de la ciudad, dependiendo en todo de los demás”, recordó sobre la historia.
“Qué fácil y equivocado es creer que la vida depende de lo que se posee, del éxito o la admiración que se recibe; que la economía consiste sólo en el beneficio y el consumo; que los propios deseos individuales deben prevalecer por encima de la responsabilidad social”, denunció el Pontífice.
El Obispo de Roma destacó que “mirando sólo a nuestro yo, nos hacemos ciegos, apagados y replegados en nosotros mismos, vacíos de alegría y libertad verdadera”. “Pero Jesús pasa; y no pasa de largo: ‘se detuvo’, dice el Evangelio”, añadió.
Por otro lado, el Pontífice explicó que siempre hay alguien “que no quiere detenerse, que no quiere ser molestado por el que grita su propio dolor, prefiriendo hacer callar y regañar al pobre que molesta”. Esta “es la tentación de seguir adelante como si nada, pero así se queda lejos del Señor y se mantienen distantes de Jesús y de los demás”.
El Papa pidió que cada uno reconozca “ser mendigos del amor de Dios” y no deje “que el Señor pase de largo”. A su vez, recordó que el Jubileo de la Misericordia “es un tiempo favorable para acoger la presencia de Dios, para experimentar su amor y regresar a él con todo el corazón”.
“Como Bartimeo, dejemos el manto y pongámonos en pie: abandonemos lo que nos impide ser ágiles en el camino hacia él, sin miedo a dejar lo que nos da seguridad y a lo que estamos apegados; no permanezcamos sentados, levantémonos, reencontremos nuestra dimensión espiritual, la dignidad de hijos amados que están ante el Señor para ser mirados por él a los ojos, perdonados y recreados”.
El Obispo de Roma también dijo a los Obispos que “estamos llamados a escuchar el grito, quizás escondido, de cuantos desean encontrar al Señor”.
“No debemos ciertamente disminuir las exigencias del Evangelio, pero no podemos correr el riesgo de malograr el deseo del pecador de reconciliarse con el Padre, porque lo que el Padre espera antes que nada es el regreso a la casa del hijo”.
“No lo olvidemos: sólo Dios es quien obra en cada persona. Nosotros hemos sido elegidos para suscitar el deseo de la conversión, para ser instrumentos que facilitan el encuentro, para extender la mano y absolver, haciendo visible y operante su misericordia”, concluyó.

Fuente: AciPrensa
Publicado por: O.Revette 05.03.2016 4:08am
Pastoral de Comunicación Social y Medios SanCarlosBorromeo


martes, 26 de enero de 2016

Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2016

Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2016


TEXTO COMPLETO: Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2016


VATICANO, 26 Ene. 16 / 06:05 am (ACI).- Hoy se dio a conocer el mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2016 que lleva como título «'Misericordia quiero y no sacrificio' (Mt 9,13). Las obras de misericordia en el camino jubilar». El texto ha sido dado a conocer por la Santa Sede en conferencia de prensa. Los idiomas en los que puede encontrarse son el italiano, español, inglés, polaco, alemán, portugues, francés y árabe.
A continuación el texto completo en español:
«'Misericordia quiero y no sacrificio' (Mt 9,13).
Las obras de misericordia en el camino jubilar»

1. María, icono de una Iglesia que evangeliza porque es evangelizada
En la Bula de convocación del Jubileo invité a que «la Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios» (Misericordiae vultus, 17). Con la invitación a escuchar la Palabra de Dios y a participar en la iniciativa «24 horas para el Señor» quise hacer hincapié en la primacía de la escucha orante de la Palabra, especialmente de la palabra profética. La misericordia de Dios, en efecto, es un anuncio al mundo: pero cada cristiano está llamado a experimentar en primera persona ese anuncio. Por eso, en el tiempo de la Cuaresma enviaré a los Misioneros de la Misericordia, a fin de que sean para todos un signo concreto de la cercanía y del perdón de Dios.
María, después de haber acogido la Buena Noticia que le dirige el arcángel Gabriel, María canta proféticamente en el Magnificat la misericordia con la que Dios la ha elegido. La Virgen de Nazaret, prometida con José, se convierte así en el icono perfecto de la Iglesia que evangeliza, porque fue y sigue siendo evangelizada por obra del Espíritu Santo, que hizo fecundo su vientre virginal. En la tradición profética, en su etimología, la misericordia está estrechamente vinculada, precisamente con las entrañas maternas (rahamim) y con una bondad generosa, fiel y compasiva (hesed) que se tiene en el seno de las relaciones conyugales y parentales.
2. La alianza de Dios con los hombres: una historia de misericordia
El misterio de la misericordia divina se revela a lo largo de la historia de la alianza entre Dios y su pueblo Israel. Dios, en efecto, se muestra siempre rico en misericordia, dispuesto a derramar en su pueblo, en cada circunstancia, una ternura y una compasión visceral, especialmente en los momentos más dramáticos, cuando la infidelidad rompe el vínculo del Pacto y es preciso ratificar la alianza de modo más estable en la justicia y la verdad. Aquí estamos frente a un auténtico drama de amor, en el cual Dios desempña el papel de padre y de marido traicionado, mientras que Israel el de hijo/hija y el de esposa infiel. Son justamente las imágenes familiares —como en el caso de Oseas (cf. Os 1-2)— las que expresan hasta qué punto Dios desea unirse a su pueblo.
Este drama de amor alcanza su culmen en el Hijo hecho hombre. En él Dios derrama su ilimitada misericordia hasta tal punto que hace de él la «Misericordia encarnada» (Misericordiae vultus, 8). En efecto, como hombre, Jesús de Nazaret es hijo de Israel a todos los efectos. Y lo es hasta tal punto que encarna la escucha perfecta de Dios que el Shemà requiere a todo judío, y que todavía hoy es el corazón de la alianza de Dios con Israel: «Escucha, Israel: El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno solo. Amarás, pues, al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas» (Dt 6,4-5). El Hijo de Dios es el Esposo que hace cualquier cosa por ganarse el amor de su Esposa, con quien está unido con un amor incondicional, que se hace visible en las nupcias eternas con ella.
Es éste el corazón del kerygma apostólico, en el cual la misericordia divina ocupa un lugar central y fundamental. Es «la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado» (Exh. ap. Evangelii gaudium, 36), el primer anuncio que «siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y siempre hay que volver a anunciar de una forma o de otra a lo largo de la catequesis» (ibíd., 164). La Misericordia entonces «expresa el comportamiento de Dios hacia el pecador, ofreciéndole una ulterior posibilidad para examinarse, convertirse y creer» (Misericordiae vultus, 21), restableciendo de ese modo la relación con él. Y, en Jesús crucificado, Dios quiere alcanzar al pecador incluso en su lejanía más extrema, justamente allí donde se perdió y se alejó de Él. Y esto lo hace con la esperanza de poder así, finalmente, enternecer el corazón endurecido de su Esposa.
3. Las obras de misericordia
La misericordia de Dios transforma el corazón del hombre haciéndole experimentar un amor fiel, y lo hace a su vez capaz de misericordia. Es siempre un milagro el que la misericordia divina se irradie en la vida de cada uno de nosotros, impulsándonos a amar al prójimo y animándonos a vivir lo que la tradición de la Iglesia llama las obras de misericordia corporales y espirituales. Ellas nos recuerdan que nuestra fe se traduce en gestos concretos y cotidianos, destinados a ayudar a nuestro prójimo en el cuerpo y en el espíritu, y sobre los que seremos juzgados: nutrirlo, visitarlo, consolarlo y educarlo. Por eso, expresé mi deseo de que «el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina» (ibíd., 15). En el pobre, en efecto, la carne de Cristo «se hace de nuevo visible como cuerpo martirizado, llagado, flagelado, desnutrido, en fuga... para que nosotros lo reconozcamos, lo toquemos y lo asistamos con cuidado» (ibíd.). Misterio inaudito y escandaloso la continuación en la historia del sufrimiento del Cordero Inocente, zarza ardiente de amor gratuito ante el cual, como Moisés, sólo podemos quitarnos las sandalias (cf. Ex 3,5); más aún cuando el pobre es el hermano o la hermana en Cristo que sufren a causa de su fe.
Ante este amor fuerte como la muerte (cf. Ct 8,6), el pobre más miserable es quien no acepta reconocerse como tal. Cree que es rico, pero en realidad es el más pobre de los pobres. Esto es así porque es esclavo del pecado, que lo empuja a utilizar la riqueza y el poder no para servir a Dios y a los demás, sino parar sofocar dentro de sí la íntima convicción de que tampoco él es más que un pobre mendigo. Y cuanto mayor es el poder y la riqueza a su disposición, tanto mayor puede llegar a ser este engañoso ofuscamiento. Llega hasta tal punto que ni siquiera ve al pobre Lázaro, que mendiga a la puerta de su casa (cf. Lc 16,20-21), y que es figura de Cristo que en los pobres mendiga nuestra conversión. Lázaro es la posibilidad de conversión que Dios nos ofrece y que quizá no vemos. Y este ofuscamiento va acompañado de un soberbio delirio de omnipotencia, en el cual resuena siniestramente el demoníaco «seréis como Dios» (Gn 3,5) que es la raíz de todo pecado. Ese delirio también puede asumir formas sociales y políticas, como han mostrado los totalitarismos del siglo XX, y como muestran hoy las ideologías del pensamiento único y de la tecnociencia, que pretenden hacer que Dios sea irrelevante y que el hombre se reduzca a una masa para utilizar. Y actualmente también pueden mostrarlo las estructuras de pecado vinculadas a un modelo falso de desarrollo, basado en la idolatría del dinero, como consecuencia del cual las personas y las sociedades más ricas se vuelven indiferentes al destino de los pobres, a quienes cierran sus puertas, negándose incluso a mirarlos.
La Cuaresma de este Año Jubilar, pues, es para todos un tiempo favorable para salir por fin de nuestra alienación existencial gracias a la escucha de la Palabra y a las obras de misericordia. Mediante las corporales tocamos la carne de Cristo en los hermanos y hermanas que necesitan ser nutridos, vestidos, alojados, visitados, mientras que las espirituales tocan más directamente nuestra condición de pecadores: aconsejar, enseñar, perdonar, amonestar, rezar. Por tanto, nunca hay que separar las obras corporales de las espirituales. Precisamente tocando en el mísero la carne de Jesús crucificado el pecador podrá recibir como don la conciencia de que él mismo es un pobre mendigo. A través de este camino también los «soberbios», los «poderosos» y los «ricos», de los que habla el Magnificat, tienen la posibilidad de darse cuenta de que son inmerecidamente amados por Cristo crucificado, muerto y resucitado por ellos. Sólo en este amor está la respuesta a la sed de felicidad y de amor infinitos que el hombre —engañándose— cree poder colmar con los ídolos del saber, del poder y del poseer. Sin embargo, siempre queda el peligro de que, a causa de un cerrarse cada vez más herméticamente a Cristo, que en el pobre sigue llamando a la puerta de su corazón, los soberbios, los ricos y los poderosos acaben por condenarse a sí mismos a caer en el eterno abismo de soledad que es el infierno. He aquí, pues, que resuenan de nuevo para ellos, al igual que para todos nosotros, las lacerantes palabras de Abrahán: «Tienen a Moisés y los Profetas; que los escuchen» (Lc 16,29). Esta escucha activa nos preparará del mejor modo posible para celebrar la victoria definitiva sobre el pecado y sobre la muerte del Esposo ya resucitado, que desea purificar a su Esposa prometida, a la espera de su venida.
No perdamos este tiempo de Cuaresma favorable para la conversión. Lo pedimos por la intercesión materna de la Virgen María, que fue la primera que, frente a la grandeza de la misericordia divina que recibió gratuitamente, confesó su propia pequeñez (cf. Lc 1,48), reconociéndose como la humilde esclava del Señor (cf. Lc 1,38).
Vaticano, 4 de octubre de 2015
Fiesta de San Francisco de Assis

FRANCISCUS
El Papa Francisco. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa
Fuente: AciPrensa
Publicado por: O.Revette 26.01.2016 10:26AM
Pastoral de Comunicación Social SCB

miércoles, 13 de enero de 2016

Las mujeres son esenciales en el trabajo e insustituibles en la familia Papa Francisco

Francisco: las mujeres son esenciales en el trabajo e insustituibles en la familia
En el mensaje, firmado por Parolin al Pontificio Consejo para los Laicos, el Papa pidió superar la dicotomía actual para "armonizar los empeños laborales y las exigencias familiares"

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Es necesario «afirmar el papel insustituible de la mujer en la familia y en la educación de los hijos, así como el aporte esencial de las mujeres trabajadoras en la edificación de estructuras económicas y políticas ricas en humanidad». Es lo que afirmó Papa Francisco en un mensaje firmado por el cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, en ocasión del seminario internacional de estudios promovido en Roma por el Pontificio Consejo para los Laicos, titulado «Mujeres y trabajo».

«El Santo Padre —se lee en el mensaje— envía su cordial saludo a quienes participan en el seminario de estudio sobre el tema ‘Mujeres y trabajo’, promovido por este Dicasterio para reflexionar principalmente sobre las causas y sobre las consecuencias de la actual dicotomía entre las exigencias familiares y la organización del trabajo. Él desea que el simposio contribuya a afirmar el papel insustituible de la mujer en la familia y en la educación de los hijos, así como el aporte esencial de las mujeres trabajadoras en la edificación de estructuras económicas y políticas ricas en humanidad, individuando sugerencias concretas y modelos positivos para armonizar los compromisos laborales con las exigencias familiares. Con tales votos, Su Santidad asegura un recuerdo en la oración y, de buen grado, envía la bendición apostólica».

El Seminario del Dicasterio guiado por el cardenal Stanislaw Rylko, que se está llevando a cabo desde hoy y hasta mañana en la Villa Aureliana, prevé la participación de un centenar de personas de todo el mundo, mujeres y hombres, expertos en diferentes disciplinas relacionadas con al argumento del mismo.

“Hoy —se lee en una nota del mismo Pontificio Consejo— es necesario afirmar un doble reconocimiento del importante rol que la mujer cubre en la vida pública, para la edificación de estructuras más ricas de humanidad, y en la vida familiar, para el bienestar de la familia misma y la educación de los hijos. A partir de tal presupuesto, el Seminario tiene como objetivo indagar causas y consecuencias de la actual dicotomía entre exigencias familiares y organización del trabajo.

Se buscará, además, analizar y considerar caminos para salir del out-out en el que se encuentran hoy muchísimas mujeres, y proponer soluciones innovadoras hacia un y-y que permitan conjugar compromisos de trabajo y familiares. Se considerarán propuestas para una mayor valoración del trabajo femenino, de modo que se superen las discriminaciones de que son todavía objeto las trabajadoras – como la penalización de la maternidad y la desigualdad de salario. Se reflexionará además sobre cómo destacar el insustituible servicio que sólo el genio femenino sabe ofrecer al género humano, para el crecimiento de cada persona y la construcción de la sociedad”.

Para concluir, “con este Seminario el Consejo Pontificio para los Laicos desea celebrar el vigésimo aniversario de la publicación de la Carta a las mujeres del papa Juan Pablo II en la cual el santo Pontífice manifestó sentimientos de viva gratitud y aprecio de parte de la Iglesia hacia las mujeres comprometidas en actividades profesionales. A ellas se dirigió explícitamente afirmando: ‘Gracias, mujer-trabajadora… por la indispensable aportación que das… a la edificación de estructuras económicas y políticas más ricas de humanidad”.

Participarán en el Seminario relatores de nueve diferentes países y habrá amplios espacios de discusión para permitir la participación de todos los presentes. Al final de cada jornada de estudio, dos encargados (un hombre y una mujer) ofrecerán las conclusiones de las reflexiones propuestas.
Fuente: aleteia
Publicado por Orlando Revette 13.01.16 09:05am
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