martes, 15 de enero de 2019

Dejan caer la Eucaristía en Misa y la reacción de este sacerdote se hace viral



Hace unos días en una Misa en Estados Unidos alguien dejó caer la hostia consagrada y la reacción del sacerdote celebrante se hizo viral en las redes sociales.
“En la Misa de esta noche alguien dejó caer la Eucaristía al piso y esta fue la reacción del P. Jim. Después de que todos recibieron la Comunión, se postró en una de sus rodillas, levantó la hostia y la consumió. Luego limpió el suelo con la mano y lamió su mano”, escribió Nick Switzer en su cuenta de Facebook el pasado 5 de enero.
La publicación se hizo viral rápidamente, fue compartida más de 3.400 veces y tiene más de 9 mil reacciones.
La Misa fue presidida por el párroco P. James (Jim) Rafferty en la parroquia St. Mary Our Lady of the Annunciation en la localidad de Rockwood, en la Arquidiócesis de Detroit, estado de Michigan.
“Mientras uno de los acólitos fue por un purificador y agua, el P. Jim se quedó en el lugar en posición de genuflexión como si estuviera adorando el lugar donde cayó la Eucaristía, como si fuera tierra santa”, prosiguió el relato.
“El acólito le dio el purificador y el agua, y el P. Jim limpió el lugar completamente y muy reverentemente. Fue hermoso. La mujer frente a mí lloraba, yo casí lloré. El organista seguía tocando mientras esto sucedía. Fue muy inspirador”, destacó Switzer.
Tras el relato, Nick Switzer hizo una reflexión sobre lo que había significado ser testigo de la devota reacción del sacerdote.
“La Eucaristía no es solo pan sino el cuerpo, la sangre, alma y la divinidad de Jesucristo. Y son los sacerdotes como el P. Jim, quienes tratan a la Eucaristía como lo que la Eucaristía realmente es, quienes muestran a sus fieles el sorprendente regalo que tenemos en la Iglesia Católica. Gracias Padre Jim”, escribió.
La parroquia St. Mary Our Lady of the Annunciation confirmó a ACI Prensa la veracidad del relato de Switzer.
Lo que se debe hacer cuando cae una hostia consagrada al suelo
El numeral 280 de la Instrucción General del Misal Romano señala que “si se cae la Hostia o alguna partícula, recójase con reverencia; pero si se derrama algo de la Sangre del Señor, lávese con agua el lugar donde hubiere caído y, después, viértase esta agua en el ‘sacrarium;  (o piscina) colocado en la sacristía”.
El sacrarium o piscina es un “depósito con desagüe directo a la tierra, donde se echa el agua que se ha sobrado de una función sagrada, como el lavado de los objetos sagrados. Generalmente está en la sacristía”.
Lo establecido en el numeral 280 de la Instrucción General del Misal Romano tiene su origen en un documento más antiguo llamado De Defectibus, donde se lee que “si la hostia consagrada o alguna partícula de ella cayera al suelo, debe recogerse con reverencia. El lugar donde cayó debe ser lavado y raspado ligeramente y luego poner la pizca o raspado en el sacrarium”.
Respecto a la postura en la que el P. Rafferty esperó que le llevaran el agua y el purificador, cabe recordar que efectivamente se llama genuflexión, como relató Nick Switzer.
El numeral 274 de la Instrucción General del Misal Romano señala que “la genuflexión, que se hace doblando la rodilla derecha hasta la tierra, significa adoración; y por eso se reserva para el Santísimo Sacramento, así como para la santa Cruz desde la solemne adoración en la acción litúrgica del Viernes Santo en la Pasión del Señor hasta el inicio de la Vigilia Pascual”.
Fuente: AciPrensa 14.01.2019 / Publicado por: O.Revette 15-01-2019

Milagro que permitiría beatificación del médico José Gregorio Hernández en Venezuela


El Cardenal Jorge Urosa Savino, Arzobispo Emérito de Caracas, dio a conocer el que sería el milagro para la beatificación del venerable médico venezolano don José Gregorio Hernández.
En declaraciones a ACI Prensa, el Cardenal explicó que “recientemente se realizó en San Fernando de Apure el proceso canónico de un presunto milagro ocurrido en esa diócesis”.
El Purpurado dijo que este proceso se realiza cuando “se tiene indicios de que un hecho real no tiene explicación natural. Se trata de una investigación oficial, eclesiástica y regida por normativas canónicas. Es un estudio muy serio, diligente y muy detallado del presunto hecho sobrenatural”.
En este caso, dijo el Arzobispo Emérito, “el hecho investigado como presunto milagro fue la curación extraordinaria de una niña que recibió un balazo en la cabeza, con pronóstico reservado”.
“A pesar de muchas circunstancias adversas: lugar lejano, mucho tiempo transcurrido entre el incidente y la llegada al hospital, y del pronóstico inicialmente negativo de los médicos, la niña se curó totalmente, de manera inexplicable por causas naturales”, indicó el Cardenal Urosa a ACI Prensa.
Para la sanación de la menor se pidió la intercesión de don Gregorio Hernández y “a él se atribuye la intervención de Dios para la curación de la niña”.
El Arzobispo explicó que el Cardenal Baltazar Porras, Administrador Apostólico de Caracas; Mons. Tulio Ramírez, Vicepostulador de la causa de beatificación del venerable José Gregorio Hernández, “y los sacerdotes que han realizado la investigación, tienen mucha confianza en que se pueda obtener en Roma la calificación de milagro para este hecho”.
La investigación concluyó en Venezuela y será enviada a la Congregación para las Causas de los Santos en el Vaticano.
El Cardenal Urosa dijo a ACI Prensa que “don Gregorio tiene fama de santidad desde el mismo momento de su muerte, y a lo largo de los años su personalidad se percibe cada vez más como un ser humano extraordinario, de grandes cualidades y virtudes”.
“Fue excelente profesor universitario, investigador científico, médico acertadísimo y sumamente generoso, hombre querido por toda la comunidad caraqueña de su época, sin distinción de clases sociales”. Asimismo, como católico practicante, "brilló por su ardiente caridad hacia el prójimo, especialmente hacia los pobres”.
“Su testimonio nos invita a seguir el camino de Jesucristo, que es el camino hacia la felicidad y hacia la salvación eterna, y demuestra la importancia de la vivencia de la fe para el óptimo desempeño humano”, concluyó.
Breve biografía
José Gregorio Hernández nació el 26 de octubre de 1864 en el pequeño pueblo campesino de Isnotú, estado de Trujillo (Venezuela). Su madre falleció cuando él tenía solo ocho años.
Estudió medicina en Caracas y tuvo tanto éxito que el presidente venezolano lo envió a estudiar microscopía, histología normal, patología y fisiología experimental en París.
Al volver fue profesor en la Universidad Central de Caracas. Después de llevar a su familia a la capital, quiso ser monje de clausura en Italia, para dedicarse solo a Dios.
En 1908 entró a la Cartuja de Farneta con el nombre de hermano Marcelo. Sin embargo, algunos meses después se enfermó y su superior le ordenó volver a Venezuela para recuperarse. 
Llegó a Caracas en abril de 1909 y ese mismo mes recibe permiso para ingresar en el Seminario Santa Rosa de Lima, pero siguió anhelando la vida monástica. Volvió a Roma luego de tres años, hizo algunos cursos de Teología en el Colegio Pío Latinoamericano, pero una vez más enfermó y tuvo que volver a Venezuela.
Comprendió que Dios lo quería laico y ya no intentó volver a la vida religiosa. Decide convertirse en un católico ejemplar siendo médico, sirviendo al Señor en los enfermos.
Dedicaba dos horas diarias para servir a los pobres.
Un día, mientras cruzaba la calle para comprar medicinas para una anciana muy pobre, fue atropellado y llevado a un hospital donde un sacerdote pudo impartirle la Unción de los Enfermos, antes de morir el 29 de junio de 1919.
Caracas se conmovió y muchos decían: "Ha muerto un santo". Fueron tantos los que asistieron a su velorio que las autoridades tuvieron que intervenir para organizar a la multitud que quería despedirse de él.
Fuente: AciPrensa 14.01.2019 / Publicado por: O.Revette 15-01-2019