Vitral del. Dr. José Gregorio Hernández.
Foto: RjCastillo
El próximo 13 de abril de 2019, la Arquidiócesis de Caracas realizará “La Ruta del Venerable”, en el marco de los 100 años de la muerte del Dr. José Gregorio Hernández, cuya causa de beatificación está a la espera de la aprobación de un milagro obrado por su intercesión.
Según informa la Oficina de Prensa de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), la caminata comenzará a las 8:00 a.m.
En declaraciones a ACI Prensa, el Cardenal Jorge Urosa explicó que el recorrido de siete kilómetros “es una caminata en el centro de Caracas, por los lugares donde vivió, oró y trabajó. Irá de la Iglesia de San Benito en San José del Ávila al Hospital Vargas, donde trabajó como médico, investigador y profesor, hasta su antigua casa. Luego a la Iglesia de Las Mercedes, para pasar a la antigua sede de la universidad donde enseñó medicina, y concluirá en la Iglesia de Candelaria, donde reposan actualmente sus restos”.
Mons. Tulio Ramírez, Obispo Auxiliar de Caracas y vicepostulador de la causa de beatificación dijo que “el objetivo de esta caminata es dar a conocer a las nuevas generaciones la figura entrañable del Venerable Dr. José Gregorio Hernández, un hombre de ciencia, un hombre profundamente convencido de la solidaridad humana y un hombre profundamente religioso, que demostró que la religiosidad no está reñida con la ciencia”.
El Cardenal Urosa, Arzobispo Emérito de Caracas, explicó a ACI Prensa que “La Ruta del Venerable” es una “caminata piadosa que busca fomentar el conocimiento y promover la devoción al Dr. Hernández”. “Es, después de Jesucristo y la Santísima Virgen María, la persona con más devotos entre nosotros”, resaltó.
El Purpurado venezolano explicó además que el Venerable José Gregorio Hernández era un investigador científico que “murió en olor de santidad el 29 de junio de 1919. Fue atropellado por uno de los pocos automóviles que había en Caracas en esa época, y falleció a consecuencia del impacto”.
“Su causa de beatificación fue abierta en 1949. El 16 de enero de 1986, el Papa San Juan Pablo II declaró que el Dr. Hernández había practicado las virtudes en grado heroico, por lo cual se le otorgó el título de Venerable. Es entonces un ejemplo de virtudes cristianas”, dijo el Cardenal a ACI Prensa.
“Fue muy querido en vida y su trágica muerte fue muy sentida por el pueblo, por gente de todas las clases sociales. Desde su muerte fue considerado un verdadero santo y se le tributaron muchos homenajes académicos y cívicos”, continuó.
“Actualmente su devoción es muy extendida, y es apreciado por todos los católicos venezolanos y por los investigadores científicos, por los médicos y profesores universitarios”, destacó el Cardenal.
El Arzobispo Emérito de Caracas dijo que todos en Venezuela “anhelamos su beatificación, y sería maravillosa, pues es el testimonio de un laico insigne, de brillante trayectoria social, académica, universitaria, cívica; un verdadero ejemplo de virtudes y testimonio de la elevación espiritual que la fe cristiana produce en quienes la profesan”.
“En estos momentos de graves sufrimientos y penurias para el pueblo venezolano, el Venerable Dr. Hernández es un ejemplo de fe y fortaleza, así como de generosidad y entrega al prójimo por amor a Dios”, concluyó.
Breve biografía
José Gregorio Hernández nació el 26 de octubre de 1864 en el pequeño pueblo campesino de Isnotú, estado de Trujillo (Venezuela). Su madre falleció cuando él tenía solo ocho años.
Estudió Medicina en Caracas y tuvo tanto éxito que el presidente venezolano lo envió a estudiar microscopía, histología normal, patología y fisiología experimental en París.
Al volver fue profesor en la Universidad Central de Caracas. Después de llevar a su familia a la capital, quiso ser monje de clausura en Italia, para dedicarse solo a Dios.
En 1908 entró a la Cartuja de Farneta con el nombre de hermano Marcelo. Sin embargo, algunos meses después se enfermó y su superior le ordenó volver a Venezuela para recuperarse.
Llegó a Caracas en abril de 1909 y recibió el permiso para ingresar en el Seminario Santa Rosa de Lima, pero siguió anhelando la vida monástica. Volvió a Roma luego de tres años, hizo algunos cursos de Teología en el Colegio Pío Latinoamericano, pero una vez más enfermó y tuvo que retornar a Venezuela.
Comprendió que Dios lo quería laico y ya no intentó regresar a la vida religiosa. Decidió convertirse en médico católico ejemplar, sirviendo al Señor en los enfermos.
Dedicaba dos horas diarias para servir a los más pobres.
Un día, mientras cruzaba la calle para comprar medicinas para una anciana muy pobre, fue atropellado y llevado a un hospital donde un sacerdote pudo impartirle la Unción de los Enfermos, antes de morir el 29 de junio de 1919.
Caracas se conmovió y muchos decían: "Ha muerto un santo". Fueron tantos los que asistieron a su velorio que las autoridades tuvieron que intervenir para organizar a la multitud que quería despedirse de él.
Fuente: AciPrensa 03.04.2019 / Publicado por: O.Revette 04.04.2019