jueves, 3 de diciembre de 2015

San Francisco Javier 03 de Diciembre

03 de Diciembre Dia de San Francisco Javier, el gigante de las misiones


San Francisco Javier

ROMA, 03 Dic. 15 / 12:01 am (ACI).- Hoy 03 de diciembre la Iglesia celebra a San Francisco Javier, sacerdote jesuita considerado patrono de todos los misioneros y llamado “gigante de la historia de las misiones”, por las muchas conversiones que logró en el lejano oriente en tiempos muy difíciles.
San Francisco Javier nació en 1506, en el castillo de Javier de Navarra, cerca de Pamplona (España). A los 18 años fue a estudiar a la Universidad de París (Francia) y obtuvo el grado de licenciado. Tuvo como compañero de pensión al Beato jesuita Pedro Favre y conoció al entonces estudiante San Ignacio de Loyola, quien le solía repetir la frase de Cristo: “¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si se pierde a sí mismo?”
Poco a poco estas palabras fueron calando en su corazón. Gracias a los ejercicios espirituales de San Ignacio pudo comprender lo que su amigo le decía: "Un corazón tan grande y un alma tan noble no pueden contentarse con los efímeros honores terrenos. Tu ambición debe ser la gloria que dura eternamente".
Se consagró al servicio de Dios con los jesuitas en 1534.  Años después fue ordenado sacerdote en Venecia. Más adelante, estando en Roma, San Francisco Javier ayudó a San Ignacio con la redacción de las Constituciones de la Compañía de Jesús.
En la primera expedición misionera de la Compañía, parte el santo rumbo a la India. Hizo escala en Lisboa (Portugal), para encontrarse con el P. Rodríguez, quien también tenía la misión de acompañarlo. Pero el rey Juan III les tomó mucha estima por las obras caritativas que hacían y el P. Rodríguez tuvo que quedarse.
Antes de continuar su viaje a la India, el rey entrega al santo un “breve” de parte del Papa que lo nombraba Nuncio Apostólico en el oriente. Posteriormente, luego de una larga travesía, San Francisco Javier y otros dos compañeros llegan a Goa, colonia portuguesa.
Lamentablemente los desórdenes morales de los cristianos portugueses habían hecho que muchos se alejaran de la Fe. Una de estas contradicciones era que se usaba el Rosariopara contar el número de azotes a los esclavos.
Entonces el santo emprendió una ardua tarea de catequesis. Atendía a los enfermos, celebraba la Misa con los leprosos, enseñaba a los esclavos y hasta adaptaba las verdades del cristianismo a la música popular. Poco después sus canciones se cantaban en las calles, casas, campos y talleres.
Comenzaron a darse tantas conversiones en la tribu de los paravas, que el santo escribió a sus hermanos en Europa que algunas veces con las justa podía mover los brazos, por lo fatigados que estaban al administrar un gran número de bautizos.
Sin embargo también fue testigo de los abusos que los portugueses y paganos cometían contra los nativos, algo que describió como “una espina que llevo constantemente en el corazón”. Posteriormente San Francisco Javier escribiría al rey de Portugal para denunciar el estado de la misión.
Luego continuó con su misión evangelizadora por diferentes ciudades, pueblos e islas. En 1549 partió de la India al Japón con la ayuda de dos hermanos de la Orden y dos japoneses que se habían convertido.  Al cabo de un año logró unas cien conversiones y las autoridades japonesas le prohibieron que continuara con su labor pastoral.
Se trasladó a otros pueblos, convirtiendo a muchos, y hasta pudo conseguir prestado un antiguo templo budista donde bautizó a un gran número de personas. Retornó a visitar a la comunidades de la India y luego se trasladó a Malaca, donde emprendería el viaje a la China, territorio inaccesible para los extranjeros.
Parte con una expedición y llega a la isla desierta de Sancián (Shang-Chawan), cerca a la costa y a cien kilómetros al sur de Hong Kong.  Sin embargo, San Francisco Javier cae enfermo y una fuerte fiebre lo va consumiendo. El 3 de diciembre de 1552 partió a la Casa del Padre pronunciando el nombre de Jesús.
Su féretro fue llenado de barro para que posteriormente pudiera ser trasladado. Después de diez semanas quitaron el barro y vieron que su cuerpo estaba incorrupto y que no había perdido el color.
El cuerpo del santo fue llevado a Malaca, donde todos salieron a recibirlo con alegría y finalmente fue trasladado a Goa, donde los médicos comprobaron su estado incorrupto. Ahí, en la Iglesia del Buen Jesús, reposan sus restos hasta hoy.
San Francisco Javier fue canonizado en 1622 junto a otro grandes santos como San Ignacio de Loyola, Santa Teresa de Ávila, San Felipe Neri y San Isidro Labrador.

San Francisco Javier

El Papa Pío X nombró a San Francisco Javier como Patrono de todos los misioneros porque fue sin duda uno de los misioneros más grandes que han existido, siendo llamado con justa razón el "gigante de la historia de las misiones".
San Francisco empezó a ser misionero a los 35 años y murió de sólo 46. En once años recorrió la India (país inmenso), el Japón y varios países más. Su deseo de ir a Japón era tan grande que exclamaba: "si no consigo barco, iré nadando". Fue un verdadero héroe misional.
El santo nació cerca de Pamplona (España) en el castillo de Javier, en el año 1506. Fue enviado a estudiar a la Universidad de París, y estando allí conoció a San Ignacio de Loyola con quien estableció una sólida y bonita amistad. San Igancio le repetía constantemente la famosa frase de Jesucristo: "¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si se pierde a sí mismo?" y fue justamente esta amistad y las frecuentes pláticas e intensas oraciones lo que transformó por completo a San Francisco Javier, quien fue uno de los siete primeros religiosos con los cuales San Ignacio fundó la Compañía de Jesús o Comunidad de Padres Jesuitas.
Su gran anhelo era poder misionar y convertir a la gran nación china. Pero en ese lugar estaba prohibida la entrada a los blancos de Europa. Al fin consiguió que el capitán de un barco lo llevara a la isla desierta de San Cian, a 100 kilómetros de Hong - Kong, pero allí lo dejaron abandonado, se enfermó y consumido por la fiebre, murió el 3 de diciembre de 1552, pronunciando el nombre de Jesús, la edad de 46 años.
Años más tarde, sus compañeros de la congregación quisieron llevar sus restos a Goa, y encontraron su cuerpo incorrupto, conservandose así hasta nuestros días. San Francisco Javier fue declarado santo por el Sumo Pontífice en 1622 junto con Santa Teresa, San Ignacio, San Felipe y San Isidro.
Fuente: AciPrensa
Publicado por: O.Revette 03.12.2015 08:04am
Pastoral de Comunicación Social SCB
Caricuao Caracas Venezuela

No hay comentarios:

Publicar un comentario