sábado, 5 de marzo de 2016

El sacerdote confesor es también un pecador pero la absolución es real, recuerda el Papa Francisco

El sacerdote confesor es también un pecador pero la absolución es real, recuerda el Papa Francisco


Una joven se confiesa. Foto: Walter Sánchez Silva / ACI Prensa

VATICANO, 04 Mar. 16 / 07:57 am (ACI).- El Papa Francisco recibió esta mañana en audiencia a los participantes del Curso anual sobre el “Foro Interno” promovido por la Penitenciaría Apostólica de la Santa Sede, a quienes les habló de la importancia del Sacramento de la Reconciliación, recordó que son pecadores y les aconsejó sobre cómo tratar a los penitentes.
El curso pretende ayudar a los sacerdotes recién ordenados y a los seminaristas que lo harán próximamente a formarse adecuadamente para administrar bien el Sacramento de la Reconciliación.
“El confesor es, él mismo, un pecador, un hombre siempre necesitado de perdón” y debe tener siempre una actitud de “fe humilde y generosa, teniendo como único deseo que todo fiel pueda experimentar el amor del Padre”.
El Pontífice también explicó que el fiel arrepentido, después de recibir la absolución del sacerdote, “tiene la certeza, por fe, de que sus pecados no existen más, han sido borrados por la divina misericordia”.
Así, “cada absolución es, de cierta manera, un jubileo del corazón, que alegra no solo al fiel y a laIglesia, sino sobre todo a Dios mismo”.
De nuevo, el Papa hizo hincapié en la importancia de que el sacerdote sea “un canal de alegría” y de que el fiel, después de haber recibido el perdón, no se sienta más oprimido por las culpas, y pueda mostrar la obra de Dios que lo ha liberado”.
Francisco denunció que la actualidad está “marcada por el individualismo” y es necesario estar junto a las personas. “Comporta la obligación todavía mayor de coherencia evangélica y de benevolencia paterna”, dijo. 
“La celebración de este Sacramento requiere en efecto una adecuada y actualizada preparación para que cuantos se acerquen puedan tocar con la mano la grandeza de la misericordia, fuente de verdadera paz interior”.
Francisco señaló que “la misericordia, antes que ser una actitud o una virtud humana, es la elección definitiva de Dios a favor de todo ser humano para su eterna salvación”. Se trata de “una elección sellada con la sangre del Hijo de Dios”.
El Santo Padre recordó que “la posibilidad del perdón está de verdad abierta a todos, está abierta de par en par, como la más grande de las puertas santas”, para que coincida con el corazón mismo del Padre, que ama y atiende a todos sus hijos, de modo particular a aquellos que se han equivocado y que se han alejado”.
La misericordia puede llegar de diferentes formas, según el Papa. “A través de la apertura de una conciencia sincera; por medio de la lectura de la Palabra de Dios que convierte el corazón; mediante un encuentro con una hermana o un hermano misericordioso; en las experiencias de lavida que hablan de heridas, de pecado, de perdón y de misericordia”.
A su vez, Francisco explicó que gracias a Jesús se puede pasar de la esperanza a la certeza de sentirse perdonado y dio algunos consejos sobre la actitud que debe tener un sacerdote cuando confiesa.
“Debemos siempre recordar que somos instrumentos de la misericordia de Dios para ellos, entonces, estemos atentos a no poner obstáculo a este donde de salvación”.



Fuente: AciPrensa
Publicado por: O.Revette 05.03.2016 4:12am
Pastoral de Comunicación Social y Medios SanCarlosBorromeo

Cuidado con el efecto del pecado que ciega al hombre, advierte el Papa Francisco

Cuidado con el efecto del pecado que ciega al hombre, advierte el Papa Francisco


Papa Francisco durante Misa en la Basílica de San Pedro / Foto: Daniel Ibáñez (ACI Prensa)

VATICANO, 04 Mar. 16 / 04:17 pm (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Francisco presidió esta tarde la Misa y celebración Penitencial en la Basílica de San Pedro con ocasión de la jornada “24 horas con el Señor”, donde invitó a los fieles a acercarse al sacramento de la Confesión y así dejar atrás la ceguera del espíritu “que impide ver lo esencial” y “fijar la mirada en el amor que da la vida”.
“El pecado también tiene este efecto: nos empobrece y aísla”. “Es una ceguera del espíritu, que impide ver lo esencial, fijar la mirada en el amor que da la vida; y lleva poco a poco a detenerse en lo superficial, hasta hacernos insensibles ante los demás y ante el bien”, dijo el Papa.
Francisco reconoció que “la presencia cercana de Jesús permite sentir que, lejos de él, nos falta algo importante. Nos hace sentir necesitados de salvación, y esto es el inicio de la curación del corazón. Luego, cuando el deseo de ser curados se hace audaz, lleva a la oración, a gritar ayuda con fuerza e insistencia, como hace Bartimeo”, dijo el Papa en su homilía en referencia al Evangelio proclamado en la liturgia.
Este Evangelio narra la historia del ciego Bartimeo y cómo Jesús le cura después de gritarle pidiéndole ayuda. “Cada uno de nosotros se encuentra en la situación de Bartimeo”, dijo Francisco.
“Su ceguera lo había llevado a la pobreza y a vivir en las afueras de la ciudad, dependiendo en todo de los demás”, recordó sobre la historia.
“Qué fácil y equivocado es creer que la vida depende de lo que se posee, del éxito o la admiración que se recibe; que la economía consiste sólo en el beneficio y el consumo; que los propios deseos individuales deben prevalecer por encima de la responsabilidad social”, denunció el Pontífice.
El Obispo de Roma destacó que “mirando sólo a nuestro yo, nos hacemos ciegos, apagados y replegados en nosotros mismos, vacíos de alegría y libertad verdadera”. “Pero Jesús pasa; y no pasa de largo: ‘se detuvo’, dice el Evangelio”, añadió.
Por otro lado, el Pontífice explicó que siempre hay alguien “que no quiere detenerse, que no quiere ser molestado por el que grita su propio dolor, prefiriendo hacer callar y regañar al pobre que molesta”. Esta “es la tentación de seguir adelante como si nada, pero así se queda lejos del Señor y se mantienen distantes de Jesús y de los demás”.
El Papa pidió que cada uno reconozca “ser mendigos del amor de Dios” y no deje “que el Señor pase de largo”. A su vez, recordó que el Jubileo de la Misericordia “es un tiempo favorable para acoger la presencia de Dios, para experimentar su amor y regresar a él con todo el corazón”.
“Como Bartimeo, dejemos el manto y pongámonos en pie: abandonemos lo que nos impide ser ágiles en el camino hacia él, sin miedo a dejar lo que nos da seguridad y a lo que estamos apegados; no permanezcamos sentados, levantémonos, reencontremos nuestra dimensión espiritual, la dignidad de hijos amados que están ante el Señor para ser mirados por él a los ojos, perdonados y recreados”.
El Obispo de Roma también dijo a los Obispos que “estamos llamados a escuchar el grito, quizás escondido, de cuantos desean encontrar al Señor”.
“No debemos ciertamente disminuir las exigencias del Evangelio, pero no podemos correr el riesgo de malograr el deseo del pecador de reconciliarse con el Padre, porque lo que el Padre espera antes que nada es el regreso a la casa del hijo”.
“No lo olvidemos: sólo Dios es quien obra en cada persona. Nosotros hemos sido elegidos para suscitar el deseo de la conversión, para ser instrumentos que facilitan el encuentro, para extender la mano y absolver, haciendo visible y operante su misericordia”, concluyó.

Fuente: AciPrensa
Publicado por: O.Revette 05.03.2016 4:08am
Pastoral de Comunicación Social y Medios SanCarlosBorromeo